EP
"Ángel Ortiz/Dirio Hoy. Año y medio después de la última entrevista que concedió a HOY, a punto de apurar tres cursos de legislatura y a menos de doce meses de las próximas elecciones autonómicas y municipales, el presidente de la Junta, José Antonio Monago, responde a algunos de los principales temas que concentran la atención de la opinión pública. La derrota del PP_extremeño en las europeas, la abdicación del Rey, el paro regional, el futuro marco económico en Extremadura y el conflicto abierto en Caja Rural son algunos de ellos.
–La primera pregunta es obligada. ¿Es usted monárquico?
–Siempre lo he sido. La verdad es que nunca he tenido el espíritu de cambiar. Primero por la personalidad del actual Rey. Y en segundo lugar, más convencido aún, después de haber tratado en muchas ocasiones a quien va a serlo.
–¿Se está haciendo bien este traspaso desde su punto de vista?
–El momento lo ha elegido el Rey Juan Carlos. Tiene muchos elementos de juicio, de lo que pasa en España y fuera de ella. Y por lo tanto, en cuanto al momento, yo no pongo ninguna tacha. Creo que es el idóneo, sobre todo por una cuestión que es clave, porque esto es como la fruta. El Príncipe está en su momento óptimo de maduración.
–Ese enfoque de la maduración del Príncipe no se plantea tan a menudo como el que alude, precisamente, al punto de maduración del Rey…
–Cuando uno ya ha cumplido una función, lo que debe producirse es el relevo, la normalidad. Si el Rey hubiera estado más tiempo, seguramente el debate hubiese sido por qué no se va el Rey.
–¿Cree que debería celebrarse un referéndum que permitiese a los españoles decidir entre república y monarquía?
–Lo que no podemos hacer con la Constitución es espigar lo que me gusta y lo que no me gusta en función de tendencias. Así no tenemos nunca un marco de estabilidad. Otra cosa es que haya que repensar cosas cara al futuro. Pero para eso tenemos que hacerlo como hasta ahora, con grandes acuerdos y consenso, no a golpe de ocurrencia.
–A pesar de que se llenen algunas plazas de banderas tricolor.
–Las plazas se pueden llenar ahora, pero también hay mucha gente que no está en las plazas y piensa otra cosa. Yo lo he dicho en alguna ocasión: probablemente habría motivos más que suficientes para llenar mil puertas del sol reivindicando la figura de Felipe VI.
–Usted se ha mostrado partidario de reformar la Constitución para reforzar el papel del Estado. La abdicación del Rey ha introducido un nuevo factor de conflicto añadido, por ejemplo, al del federalismo que defiende el PSOE, el de financiación que reclaman algunas comunidades o el del independentismo catalán y vasco. ¿Estamos cada vez más cerca o más lejos del momento en que se abra en canal la Carta Magna?
–Cuando hay momentos de crisis hay siempre ventanas de oportunidad y es verdad que las grandes respuestas se encuentran en ocasiones después de los momentos de máxima tensión.
–Ahora hay un momento de tensión.
–Sin duda. Pero los momentos de tensión se superan con liderazgo, con personajes que tengan capacidad de actuar como hombres de estado, como los que hicieron posible la transición. La cuestión es: ¿hay voluntad de resolver el tema? Si hay voluntad, tendremos que sentarnos. Y alguien tendrá que adoptar el papel de moderador. Antaño fue el Rey Juan Carlos y ahora debe ser el Príncipe Felipe. Porque si no hay un árbitro es muy difícil. No lo digo en el sentido futbolístico, sino en cuanto al respeto a la institución que pilote ese proceso. Y todas las voces tienen que poner de su parte. No puede haber trincheras ni líneas rojas. Si eso es así, resolveremos el problema que tenemos. Si no, lo seguiremos aplazando.
–¿Ve que exista ese liderazgo? ¿Hay un número suficiente de diputados en las Cortes que reúna el valor de afrontar una reforma así?
–Eso no se hace con los diputados, sino con los líderes de las distintas formaciones políticas. El problema es que en estos momentos el PSOE no tiene líder. Y el problema es que el PSOE tiene que decidir qué es lo que quiere. Tiene unas juventudes republicanas, algunas comunidades autónomas que se manifiestan republicanas y un líder, todavía, que se manifiesta monárquico. Estamos esperando.
–Parte de que en el PP existe ese liderazgo y ese deseo de abordar una reforma. Sin embargo, el PP nacional no parece que esté muy interesado en lo que usted reclama desde Extremadura…
–Tarde o temprano se llegará a ese punto. Yo hace dos años ya hablé de reeditar el espíritu de los pactos de la Moncloa, era el único que lo decía. Ahora ya hay más personas que lo dicen. El momento lo exige.
–¿Ha hablado de ello con el presidente Rajoy?
–Sí. Pero es que en este país cada uno está con su ocurrencia o tararea su canción. Aquí hay muchas ocurrencias. Mire lo que decía la líder de UPyD, Rosa Díez: que hay que reformar la Constitución para eliminar las diputaciones provinciales. Ahora hablamos de monarquía o república. Al paso que vamos, seguro que alguno se lanza y se quiere presentar a las primarias para la sucesión en la Casa del Rey… Al presidente le preocupa porque la Constitución es como un reloj suizo, de mucha precisión. Esos encajes se trabaron después de muchas sesiones de encuentros y desencuentros. Hay que saber primero para qué la cambiamos, ¿para suprimir diputaciones, para suprimir ayuntamientos, para darle encaje a Cataluña, para redefinir el modelo territorial y competencial? Primero sepamos para qué. ¿Es para que España sea una república?
–Sugiere que hay que hablar mucho antes de nada.
–Sí, aunque sea por nuestros hijos. Nuestros padres nos dieron resuelto este problema. Y nosotros tenemos la misma obligación con nuestros hijos.
Podemos y Pablo Iglesias
–Hace una semana compartió programa de televisión con Pablo Iglesias, líder de Podemos. ¿Tuvo oportunidad de charlar con él fuera de plató?
–No. Yo entraba en el plató y él salía. Pasó a mi lado, agachó la cabeza y no me dijo ni buenos días. Yo dije hola y él agachó la cabeza.
–¡Vaya sorpresa!
–Ya. Pero como es la verdad, así la cuento. Si hubiera hablado con él también se lo diría.
–A pesar de ello, usted se ha mostrado dispuesto a hablar con esa formación. ¿En qué podrían coincidir Monago y Pablo Iglesias llegados al punto de que se produjera un contacto político como el que ha planteado?
–Bueno, ellos tendrán una serie de reivindicaciones. Pero se trata de que nadie haga una máxima irrenunciable. Nadie se negó en su momento a hablar con Carrillo y él era en el subconsciente de muchos españoles lo más parecido al diablo.
–¿Usted no tiene líneas rojas?
–Sí, las tengo, pero se pueden matizar siempre que se expliquen y el ciudadano entienda que es por su interés. Hay un ejemplo en Extremadura con la ley de educación que pactamos PSOE y PP. Yo creía que era imprescindible que el profesor tuviera la condición de autoridad y en otras cosas tuve que ceder. En un mundo tan cambiante, donde se suceden los acontecimientos diariamente, nadie tiene un libro de cabecera que sea como una biblia inalterable. Angela Merkel parece la reina de la ultraortodoxia, pero ahora gobierna con los socialdemócratas. Los socialdemócratas alemanes apoyan en Europa a Junker, el candidato del PP europeo. No pongamos nosotros líneas rojas cuando otros no las ponen…
–De hecho, la ministra de Empleo alemana es socialista y es la que ha defendido la restricción temporal de residencia para emigrantes sin empleo estable en Alemania.
–Sí, porque en Alemania primero se es alemán y luego se es otra cosa.
–Y aquí eso no ocurre.
–No. Aquí no tenemos mucho sentimiento patriótico."