Reflexión de la jornada

ARTRO DEL VILLAR. ES costumbre aceptada que las vísperas de las elecciones políticas sean declaradas jornadas de reflexión, en las que no se permiten ni propaganda ni encuestas. En realidad es más oportuno celebrar la reflexión al día siguiente, para analizar el comportamiento de los ciudadanos y deducir conclusiones útiles para su aplicación en la siguiente convocatoria. La jornada del 28 de mayo de 2023 ofrece especial interés en este aspecto, porque tanto los comicios autonómicos como los municipales han significado un fracaso de los partidos al frente del Gobierno estatal y de los autonómicos, así como la demostración de la falsedad total en las denominadas encuestas realizadas supuestamente por el Centro de Investigaciones Sociológicas, obediente a sus amos del Gobierno nazional.

Aunque en las últimas convocatorias electorales creció la participación de los vasallos de su majestad el rey católico nuestro señor, en las actuales se ha producido un cambio en la voluntad de los llamados a votar, alcanzándose una cifra de abstenciones que llega al 63,9 por ciento del censo, cifra facilitada por el Centro Nazional de Difusión de Datos corroborada por el Ministerio del Interior. Ha sido así a pesar de la asfixiante propaganda impulsada por el Gobierno con el propósito de animar a votar, y todas las actividades en el mismo sentido de los diversos partidos concurrentes, además de ensalzar las presuntas virtudes ocultas de sus candidatos.

FALSEDADES COMO PROGRAMAS

No ha sido suficiente para convencer a esa alta cifra de españoles mayores de edad ciudadana. Los debates entre los principales líderes de las formaciones implicadas, sus llamadas telefónicas a los particulares, la masiva propaganda en los medios de comunicación de masas, en las marquesinas de los autobuses, en las farolas callejeras, en las paredes de los edificios, y en los buzones de los domicilios no ha servido de acicate para animar a los abstencionistas a modificar su actitud. Es la oportunidad de preguntarnos el motivo, sabiendo que se pusieron en juego todos los mecanismos posibles.

La explicación solamente puede radicar en el descrédito generalizado de los partidos políticos y sus coaliciones. Absolutamente todos los mensajes lanzados a la consideración popular prometían subidas de salarios, bajadas de impuestos, mejoras en los medios públicos a su servicio, y regalos variados, como entradas de cine muy baratas para los mayores y cheques para los jóvenes. Solamente faltaba la música celestial para amenizar esas propuestas, repetidas cada vez que se celebran elecciones, en las que nadie tiene la ingenuidad suficiente para creer. Por eso los más decididos ponen en práctica la compra de votos a las personas menesterosas, que van a continuar siéndolo después de las elecciones, con una propina vergonzosa en el bolsillo por haberse dejado corromper y vender su conciencia.

Sabemos por repetida experiencia que los anuncios hechos en campaña electoral son palabrería sin fundamento, en los que no creen los candidatos y no confían los electores. Este país necesita un cambio estructural completo para adaptarse a la hora del mundo. No es tolerable que los partidos políticos acepten sumisamente el destino impuesto por la decisión personal del dictadorísimo genocida que asumió todos los poderes políticos como consecuencia de su victoria en la guerra organizada por él mismo y sus compinches, auxiliados por las potencias nazifascistas gobernantes en Alemania, Italia, Portugal y el Vaticano. 

LA CUESTIÓN PENDIENTE

A nadie se le ocurre explicar que la única solución a todos los problemas nazionales resaltados en los discursos de los candidatos en campaña, consiste en la celebración de un referéndum para permitir al pueblo español expresar libremente sus preferencias acerca de la forma de Estado que le parece más conveniente. Así se hizo en Italia y en Grecia al término de sus dictaduras fascistas, con la proclamación de la República en los dos países, dentro de la mayor normalidad democrática.

No queremos intervenir en contiendas partidistas, incapaces de abordar claramente el principal problema de los españoles: la sumisión a un régimen impuesto sin ninguna intervención del pueblo, condenado al vasallaje de una familia capaz de cometer todas las corrupciones posibles, a la que se expulsó democráticamente en dos ocasiones, 1868 y 1931, pero repuesta por la traición de unos militares perjuros.

No queremos votar para llevar al Gobierno a cualquier partido dinástico, porque todos son igualmente ineptos para solucionar la cuestión española. Deseamos votar para recuperar la legalidad institucional existente hasta 1939, cuando la colaboración del fascismo internacional dio la victoria en la guerra a los militares monárquicos sublevados contra la voluntad mayoritaria del pueblo.

No queremos ser cómplices de esta injuria comenzada con la rebelión y la guerra, continuada con la criminal posguerra dictatorial, y prolongada con la monarquía del 18 de julio instaurada por el dictadorísimo. La consecución de nuestras libertades políticas solamente se logrará mediante la abstención en las votaciones partidistas, y la organización de un referéndum constitucional.

ARTURO DEL VILLAR    
PRESIDENTE DEL COLECTIVO REPUBLICANO TERCER MILENIO

Comentarios
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régimen del 78   |2023-05-31 13:39:48
ese es el problema
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