La comedia iniciada por el gobierno de EE.UU que encabezó Donald Trump en Venezuela (como la que ocurre ahora con el actor-presidente Zelensky en Ucrania), nombrando a un gobierno paralelo al legítimo, a embajadores que no son, y hasta un presidente encargado en la figura-títere de Juan Guaidó, tenía al menos dos objetivos claros: que la justicia de Portugal, Reino Unido y EE.UU les entregaran las reservas de oro, que Venezuela tiene en esos tres países al «gobierno» extraoficial, y en segundo lugar continuar alimentando a las terminales mediáticas del capitalismo con la cantinela de la «dictadura chavista» y otras monsergas para que los súbditos siguieran fieles al catecismo anticomunista de siempre.
En ese contexto EE.UU ordenó a sus países satélites a que reconocieran el montaje del gobierno Guaidó como el gobierno de verdad de verdad de la buena, y que rompieran (vía bloqueo a las exportaciones e importaciones y quita de Embajadores) con el gobierno que encabeza Nicolás Maduro.
La U.E -incluida el gobierno más progresista de la Historia de España- obedeció con urgencia la orden del amo yanqui. Y el mismismo Guaidó (al igual que Zelensky) estuvo de gira por Europa recibiendo el apoyo (incluído obviamente el financiero) de la clase dominante representada por políticos socialdemócratas y neo-con de diversos pelajes.
Las pujas internas de las distintas familias (nunca mejor dicho) de la derecha golpista venezolana convirtió con el paso de los meses a la oposición en un esperpento mayor del que ya era. Desde Madrid y Miami se daban órdenes y dinero, pero los intereses financieros de cada cual hacía de ellos una jaula de grillos apenas unidos por la esperanza que la justicia inglesa les dieran los fondos y pudieran así repartir el botín. Pero el intento de sabotaje del gas y el petróleo ruso desde Occidente, a partir de la intervención en Ucrania, hizo que varios países (con EE.UU a la cabeza) tuviera que cambiar la estrategia golpista en Venezuela para acceder a comprar en sus fuentes de energía. Venezuela dejó de ser portada, el oro en los bancos del exterior sigue en el mismo sitio y Juan Guaidó y su camarilla golpista pasan estos días a mejor vida. Sus propios correligionarios le dan la espalda, y de «presidente interino» pasará a ser un mero fracasado residente en Miami.
El papelón de los pedros sánchez que son y andan por la U.E dejamos que lo califiquen ustedes mismos.
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