Luis Alberto Casado
Estoy absolutamente indignado, deprimido, frustrado, impotente.... Ha tenido que venir una crisis para que empiecen a aparecer muchas de las las miserias (y las que nunca sabremos) que bajo una aparente opulencia no veíamos o no nos querían mostrar la caterva de ilusos pseudoperiodistas que pueblan el pesebre informativo español.
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Está claro que el actual alcalde de Villanueva de la Serena, Miguel Ángel Gallardo, alias El Niño de la Katana por su facultad para cortar cabezas y matar a sus padres políticos, debe dimitir urgentemente.
A pesar de las políticas apaciguadoras y anti-violencia de esas ministras que sacan a nuestros militares de Kosovo o que protegen a nuestras esposas de supuestos maltratadores, ya es hora de empezar a exigir la dimisión forzosa de este malnacido con más afán de estrellato que una puta novata. Y hacerlo a voz en grito, en las calles, porque este tío no se va a dar por aludido hasta que le cuelguen de un árbol. Nos avergüenza a los españoles por el mundo entero, y nos deja como cretinos, sobre todo, por soportar a semejante badulaque dirigiendo el destino de España y el futuro de los españoles. El único que parece saber que van a acabar todos arrastrados por los caballos es Solbes, que finge ser ya un viejito gagá pesadísimo para darnos pena.
Desde hace unos dos años venimos asistiendo al nacimiento en Extremadura de una conciencia colectiva sana, limpia y ecológica, desengañada de la podrida política, que pasa del maniqueísmo rampante de políticos y medios de comunicación y sus dañinas y falseadas ideologías. Una nueva generación que sabe ya que la Democracia española es un circo esperpéntico de patizambos mentales, una farsa donde ningún ladrón ni corrupto va a la cárcel, un apaño de los allegados al generalísimo que aún mantienen sus fortunas, privilegios y prebendas, entregados a la vorágine capitalista y a desvalijar definitivamente esta tierra. Aunque me temo que por poco tiempo. 
Ha corrido como la pólvora, nuestro insigne Caimán se ha separado de su prudente y sencilla esposa, resulta revelador que alguien que durante décadas fuera defensor a ultranza de la familia, haya tomado la decisión, para él muy traumática, de separarse.
