La intervención española en Libia cuesta un millón a diario

E.Montánchez

Nunca imaginó Rodríguez Zapatero que a la devastadora crisis económica que ha arruinado su gestión política iba a unirse la guerra en Libia, tercer proveedor de petróleo a España y hasta hace pocas semanas país amigo. Un tercer frente bélico, tras Afganistán y Líbano, que oficialmente costará al bolsillo de los ciudadanos 15 millones de euros al mes, es decir, alrededor de medio millón de euros diarios. Sin embargo, fuentes militares elevan el coste a un millón de euros al día.

Todo ello, bajo el temor de que Estados Unidos y la OTAN pidan al presidente del Gobierno una mayor implicación militar para desalojar a Muammar Gadafi del poder, lo que supondría disparar esta cifra. La guerra de Libia será la intervención más costosa de nuestras Fuerzas Armadas, sólo superada por el despliegue en Afganistán, que cuesta 38 millones de euros al mes.
Libia, el nuevo frente bélico de Zapatero

El componente aéreo (cuatro cazabombarderos F-18 y dos aviones: uno de reabastecimiento y otro de vigilancia marítima) costarán, según el Ministerio de Defensa, 10 millones de euros mensuales. Por su parte, el componente naval (la fragata Méndez Núñez y el submarino Tramontana) supondrá otros cinco millones de euros al mes.
Un millón de euros diario

Para las fuentes militares consultadas, estos 15 millones al mes se quedan cortos ante la envergadura de las operaciones.Hay que sumar el coste de los carburantes, las dietas del personal desplazado, alimentación, seguros de elevadas primas, sobre todo para los pilotos, misiones continuas que aceleran la sustitución de componentes vitales en el caso de los cazabombarderos, tareas de mantenimiento, sin olvidar los gastos que pase Italia por la utilización de sus bases aéreas.

Todo ello disparará la factura al millón de euros diario. Siempre y cuando los F-18 no se vean obligados a disparar sus misiles, lo que elevaría sensiblemente estas cifras. Así, por ejemplo, los misiles aire-aire Sidewinder que montan bajo las alas los F-18 cuestan cada uno 64.000 euros, y los misiles de medio alcance AIM 120 AMRAAM la friolera de 450.000 euros la unidad.
Una ampliación del despliegue

De momento, el Congreso de los Diputados ha dado su aprobación para mantener la operación durante tres meses. Pero ante una eventual escalada de la guerra, el Estado Mayor de la Defensa tiene preparada la ampliación de los medios desplegados tras el mandato del Parlamento.

Se trata de una segunda fragata F-100 y del buque de aprovisionamiento Patiño. Por lo que respecta a los F-18, se incrementarían hasta llegar a los diez aparatos. Todo ello, sin contemplar una intervención terrestre, que daría un vuelco a todos los planes y situaría al presidente del Gobierno ante una decisión aún más delicada.

Los dos sistemas de armas aportados por España que más aprecian las fuerzas norteamericanas son la fragata F-100, dotada con el sistema de detección de blancos Aegis, y los cazabombarderos F-18. Ambos, de tecnología estadounidense y perfectamente interoperables con sus buques y aviones.

Ésta habría sido la oportunidad de estrenar en operaciones reales los sofisticados y costosos cazabombarderos Eurofighter Typhoon, orgullo de la industria aeronáutica militar europea, en cuyo desarrollo y fabricación interviene España. Fuentes del Ejército del Aire no entran a valorar si la elección de los F-18 ha sido una "recomendación" de la Fuerza Aérea de EEUU.

Por otro lado, la guerra de Libia ha hecho saltar por los aires la consigna que la ministra de Defensa, Carme Chacón, ha venido dando en el último año a la cúpula de las Fuerzas Armadas: evitar sobresaltos en Afganistán y Líbano que, a medida que se acercan las elecciones municipales, autonómicas y generales, pudieran provocar costes electorales al Partido Socialista. Y, sobre todo, impedir cualquier traspié que socave las aspiraciones de Chacón para suceder a Zapatero.
Un 'imprevisto'

Las revoluciones del norte de África, Libia incluida, han cogido por sorpresa al CNI, cuyos analistas no pudieron anticiparse a los estallidos populares ni alertar al Gobierno, según reconocen fuentes próximas al servicio de inteligencia español. En cierta medida esto debe considerarse un fracaso, a pesar de los cuantiosos medios humanos, económicos y técnicos de que dispone el Centro. Aunque ello no debe enturbiar éxitos, como el trabajo desarrollado para frenar la inmigración ilegal procedente del África subsahariana.

Este déficit de buena información y la falta de anticipación han sido demoledores para Zapatero, que en cuestión de días, y aferrándose a las resoluciones de Naciones Unidas, se ha visto conducido por EEUU a la guerra. Que esto le haya ocurrido precisamente a él, acérrimo crítico de la política exterior del Imperio y cuya feroz oposición a la guerra de Irak le catapultó a La Moncloa, pone de manifiesto las contradicciones entre la real politik y la ejercida desde la oposición.

Ahora Zapatero ya no puede bajarse de un tren en marcha con varios destinos posibles, algunos desfavorables para los intereses de España. El primer escenario que contemplan medios militares y el CNI es una victoria de la coalición internacional, que lleve aparejada la rendición incondicional de Gadafi. Conllevaría el procesamiento del dictador en la Corte Penal de La Haya por posibles crímenes contra la Humanidad, si bien se estima poco probable llegar a verlo sentado ante un tribunal.

Un segundo escenario contempla la muerte violenta de Gadafi como resultado de las acciones militares y la rendición de sus hijos. Para la coalición, esta sería la salida más cómoda, al permitir una solución pro americana y europea.

El tercer escenario viene determinado por las presiones de Rusia y China para mantener a Gadafi en el poder. Estrategia que se ha materializado durante la visita del jefe del Pentágono, Robert Gates, a Moscú. Se trataría de un planteamiento similar al acaecido en la primera Guerra del Golfo; es decir, mantener a Gadafi en el poder pero sujeto al bloqueo y sanciones internacionales, como ocurriera con Sadam Hussein. Solución que pospone un problema que implica a las grandes potencias.
¿Un país roto?

Un cuarto escenario considera, incluso, dividir el país en dos, y que el líder libio permanezca en la Tripolitania (zona occidental) con Rusia y China como aliados, y establecer en la Cireanica un nuevo gobierno apoyado por Estados Unidos y Europa.

En medios diplomáticos no se descarta que Gadafi finalmente pida asilo al presidente chino Hu Jintao, tras ver fracasar la estrategia que había pactado con Pekín (de la que se informa más adelante).

Este rumor cobra fundamento tras descubrirse, por fuentes de inteligencia norteamericanas, que la República Popular China ha posicionado a la fragata lanzamisiles Xuzhou, de 4.000 toneladas, frente a las costas libias y, posiblemente, un segundo buque, con la "misión oficial" de supervisar la eva- cuación de los 36.000 trabajadores chinos en Libia.

En el fondo de la guerra por Libia subyace el enfrentamiento entre EEUU y China por el control de las mayores reservas probadas de petróleo de África. Pero si es determinante el oro negro, un nuevo recurso ha revalorizado aún más el desierto libio: nada menos que las segundas reservas subterráneas de agua dulce del mundo, que permitirían convertir millones de kilómetros cuadrados del Sahara en un vergel con plantaciones y cultivos capaces de mitigar el hambre de toda África y parte de Asia.

Petróleo y agua son, pues, dos recursos clave para el siglo XXI a los que Estados Unidos no estaría dispuesto a renunciar.

Para los servicios de inteligencia franceses y alemanes la "explosión popular" contra Gadafi habría sido alimentada por la CIA, al amparo de las revoluciones de Túnez y Egipto, con el objetivo de impedir el minucioso plan que el líder libio se proponía llevar a cabo.
Nuevas reglas del juego

El primer paso de este plan consistiría en nacionalizar el petróleo libio, con la imposición de nuevas y restrictivas reglas a las petroleras de Francia (de ahí el protagonismo de Sarkozy para acabar con el régimen de Gadafi), Estados Unidos, Reino Unido y España. A continuación, permitir la entrada de China en el reparto del petróleo libio.

Y finalmente, que Pekín financie las obras de infraestructuras necesarias para explotar los citados yacimientos hídricos del subsuelo. Gadafi pensaba, a juicio de la inteligencia francesa y alemana, que con esta "jugada maestra" se ganaba el apoyo de todo el continente africano y del mundo árabe, al tiempo que se blindaba con un aliado de la envergadura de China.

Este complejo tablero de intereses económicos y geoestratégicos cruzados ha sobrepasado a Zapatero, que, sin prestigio ni reconocimiento como interlocutor válido por la comunidad internacional, cuenta con escasas posibilidades de defender los intereses nacionales -sea cual sea el escenario en el que finalmente se sustancie la crisis libia-, a pesar de la contribución militar española a la coalición.

Fuentes cercanas al citado Estado Mayor de la Defensa señalan que, por encima de los recursos aportados por España, para Washington "lo más importante es utilizar las bases de Rota y Morón sin restricciones".

¿Significa esto que, ante una escalada de la ofensiva aliada para doblegar la encarnizada resistencia del Ejército de Gadafi, transitarían por territorio español bombas nucleares de uso táctico procedentes de los arsenales estadounidenses camino del teatro de operaciones?

Comentarios
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Pedro   |2011-03-28 12:53:51
El panorama que se ha dibujado en la actuación de España con respecto al
conflicto belico con Libia, es repetición del que se produjo en Irak, Zapatero
de la mano de EEUU. entre otros está interviniendo en la guerra, aceptando las
políticas del imperialismo.
Y ahora qué?
Quico   |2011-03-28 14:57:35
La guerra del Libano se sabe cuando ha comenzado, pero no cuando ni como
terminará, la precisión de las naciones un idas, donde se dice que la
intervención no conlleva el derrocamiento de Gadafi, dificulta la resolución
verdadera del conflicto belico, puede ser repetición de lo sucedido en Irak.
Y
los costes para los intervinientes se multiplican dia a dia
Quico   |2011-03-28 15:27:21
perdón quería decir guerra de Libia obviamente
Actor   |2011-03-28 21:12:49
Los compañeros de la CEJA, deben renunciar a sus subvenciones, para amortiguar
los gastos belicos de su mecenas Zapatero.
Luis   |2011-03-28 21:15:07
A Pilar Barden me gustaria preguntarle si ZP, le ha explicado los motivos que ha
tenido para participar en la guerra libanesa y habiendola convencido no siente
la necesidad de manifestarse con las manos ensangrentadas por el pueblo libio
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